Hola de nuevo, temblad !!! .... pues vengo dispuesto a dejaros aquí una nueva tortura, si - por razones incomprensibles-, seguís leyendo este emborronado pergamino de la mente que, como parásito, en mi habita... jejejje... (Debería volver a medicarme, está claro...)
Combatiendo las horas muertas, encontré un viejo escrito (si, otro...y lo que queda en el baúl si este se abre !!) de cuando volví de mi primer viaje a África... Fué en verano del 2006...
A través de un conocido de mi pueblo, con quién a veces practicaba en grupo salidas a la montaña y pequeñas rutas con el todoterreno, conocí la iniciativa de una gente que pretendia llevar ayuda humanitaria a los campamentos saharauis de Argelia al mismo tiempo que ofrecía la posibilidad de conocer esas tierras tan atractivas...
Sería otra historia, y larga, hablaros de ese viaje... No todo salió bien pero, cómo suele ocurrir, entre los despojos hallé un tesoro, pués de este viaje nació la amistad que tengo con mi gente de Madrid y esto me llevó a mas gente magnífica que hoy, también llamo amigos... y de esta amistad surgió la pequeña asociación de ayuda humanitaria que juntos fundamos, Amigos x África.
Y ello me llevó a mis ya once viajes al continente africano y a un mundo de vivencias, y también a otras muchas actividades que, como siempre insisto en decir, me hacen mas rico y dentro de mi limitación, mejor.
Así que el viaje, aunque se apartó de lo esperado y mucho más de lo prometido, resultó ser una de las mejores experiencias de mi vida, en sí mismo y por lo que me trajo después..
Pero hoy no hablo del viaje, sólo quiero dejaros el testimonio de lo que al regreso sentí, y en una noche, -cuando tras la inmensidad de lo recorrido, todo se me hacía pequeño-, reflejé...
"He regresado del viaje.. y he sido bendecido con una experiencia que me ha calado hondo, y mi maldición ha sido y será que el desierto me ha mostrado con su enormidad, lo grande de mis vacíos..
Nunca, de nada, de nadie, yo he renegado.. Asumo cada uno de mis pasos como senda obligada de mi principio y de mi fin, esperando que al llegar a puerto, mi cielo sea solo una mirada serena y un "valió la pena.." Nada espero, -aunque es mucho lo que deseo-, salvo un hundirme en la nada, de la que vine. Y por ello, tanto el bien como el mal que esta experiencia me provoca, asumo como un regalo, como la tinta que llena las paginas del libro en blanco que es vivir y que cada uno deberemos llenar con el bagaje de nuestras vivencias. No sé a quien rendiremos cuentas, pero si sé que yo seré mi propio juez al final, y que la sentencia no será misericordiosa.
He visto maravillas de la naturaleza, y he visto la grandeza en la miseria, he visto el tesoro de una sonrisa y me he sentido tan mal dando solo lo que me sobraba, como bien por saber que ese objeto, ese alimento o ese saludo, -a veces tan solo eso-, rompían por un instante para alguien igual a mi, un horizonte de rutina y de innecesaria pobreza. De resignada desesperanza, y pese a ello, de vida plena y de lucha desesperada por cada día que el sol, imperturbable, ilumina.
No quiero caer en el tópico de la pobreza y miseria que he visto, que ya de por si justificarían una vida de entrega… No es un trozo de telediario, no es una curiosidad turística, no es una película de la tele, que vemos de lejos mientras vivimos vidas distantes… Eso existe, a pocas jornadas de nuestros domicilios... Es un mundo próximo convenientemente cercado.
No es la maravilla de naturaleza, -distinta a la que me rodea-, sus parajes, sus costas.. La inmensidad que te acoge, hostil pero sincera y que no engaña… “si vienes a mi, esto te daré”, parece gritar cada trozo de camino recorrido.. Y tú lo aceptas o no, y si eres capaz de integrarte y de hacerte uno, de escuchar y comprender, de aprender, se te abre la senda… Si no, abandona, pues no te será perdonado el no entender. Hablo de vivir la experiencia, no de sobrevivir a ella, que es diferente.
Lo que hoy me hace dudar, me hace sonreír y me da miedo, lo que me cambia por dentro con el dolor de toda ruptura, lo que me quema y me hace sentir vivo aún, es el conjunto… es el todo… Es como yo he sentido lo visto, lo olido, lo tocado…
Todo lo humano se mueve a escala pequeña, pues el universo no esta aquí para nosotros... Somos soplos de viento en el huracán, granos de arena en la inmensa playa que recorrí, somos una parte que por orgullo se disgrega... y al reencontrarse, sufre por que ya no podrá unirse al resto nunca más.. Nuestra carrera nos llevó lejos y ya no encajamos en la forma original... Nos hemos apartado de lo justo, de lo correcto, de lo humano...
La libertad, el esfuerzo común, la incomodidad bien entendida, asumida... La independencia y el saber a veces que dependíamos de nosotros mismos, la camaradería y la convivencia, el descubrimiento continuo de nuevas bellezas y parajes, cada acogida de la gente y cada campamento en medio de la nada, cada amanecer con promesas de nuevos descubrimientos.. El atisbo de otras filosofías de vida, su asombro por nuestros comportamientos, la paciencia reflejada en una mirada sin edad, la conversación delante de un té que aquí no beberías, desdeñoso de su aspecto y sabor, y que te enseña que lo que te cuentan y lo que algunos viven, no tiene mas en común que la línea de los intereses por centurias creados por el propio ser humano.
Y esa, y no otra, es la pena de haber disfrutado aquello que deseas por un tiempo, y que te va a ser de nuevo negado. Y es la bendición, por haberlo conocido. Y es, quizás, la esperanza y promesa de nuevas vivencias.
Este viaje, que algunos conocéis y por el que amablemente os habéis interesado, fue en cierta forma un fracaso. Las metas se cumplieron parcialmente y aunque no conoceremos nunca a quien llegó el material humanitario que transportamos con algún esfuerzo, si creemos que llegara a tener el uso para el que todo esto se organizó. Pero tiene otra dimensión, personal, que difícilmente se puede transmitir.
Por ahora, basta de reflexiones… El sueño traerá el descanso y yo os deseo el mejor a todos."
Jordi. 19/08/06.
Y esto escribí tras, por primera vez, recorrer Marruecos, Sahara y Mauritania, apartados de las carreteras y las ciudades, lejos del turismo y recorriendo por pistas, arenas y montañas, entre cielo y suelo sin nada que rompiera el perfil del horizonte, una tierra grandiosa y auténtica, tras estrechar manos de otra cultura, creencia y color... Siempre había perseguido esta experiencia, la de recorrer sintiendo de primera mano una parte de mundo que sólo se entiende si aceptas su contacto...
Campamentos en la nada del desierto, oasis frescos en medio de arenales sin fín... Y todo en dependencia del grupo y del equipo que éramos y que somos... A veces, me doy cuenta de que he sido afortunado... Aquí sobran palabras y una palmada en la espalda del compañero al acabar la jornada, una mirada o un silencio frente a tal espacio, cada gesto al sentir junto a los otros tal belleza, es un tesoro...
Seguimos otro rato... es que ahora estoy en otros lugares y momentos....
Pero regreso un segundo para daros las gracias por visitarme y compartir, pues las experiencias, siempre, son mejores si no son sólo de uno.